A veces hablo conmigo mismo, y aquello que
oigo no me desagrada, son palabras reconfortantes, palabras de aliento. Son
palabras cariñosas, palabras de afecto. Y esas palabras son bálsamo que
tranquiliza el alma absorbe su néctar y penetra en la mente regándola de gotas
de seguridad y paz.
Autoestima
Ayer pensaba en mi muerte
hasta que me sobresalté, al ver la muerte de cerca de tanto que me concentré.
Digo yo que si tanto me concentré, será porque no le temo y la verdad es que no
sé, que es lo que hay que temer: Si cuando ella llegue yo ya me habré ido y no la conoceré, y
mientras yo siga aquí ella ausente estará.
Ayer pensaba
Ayer pensaba en mi mismo y
conmigo a solas me quedé, estuve un tiempo callado pues no sabía de que hablar,
por fin se me ocurrió una pregunta, ¿Qué piensas tu, de mi vida? Entonces
comencé a cantar.
Ayer pensaba