viernes, 30 de enero de 2015





                                                                        





  A veces hablo conmigo mismo, y aquello que oigo no me desagrada, son palabras reconfortantes, palabras de aliento. Son palabras cariñosas, palabras de afecto. Y esas palabras son bálsamo que tranquiliza el alma absorbe su néctar y penetra en la mente regándola de gotas de seguridad y paz.   
Autoestima


  Ayer pensaba en mi muerte hasta que me sobresalté, al ver la muerte de cerca de tanto que me concentré. Digo yo que si tanto me concentré, será porque no le temo y la verdad es que no sé, que es lo que hay que temer: Si cuando ella llegue yo ya me habré ido y no la conoceré, y mientras yo siga aquí ella ausente estará.  Ayer pensaba


  Ayer pensaba en mi mismo y conmigo a solas me quedé, estuve un tiempo callado pues no sabía de que hablar, por fin se me ocurrió una pregunta, ¿Qué piensas tu, de mi vida? Entonces comencé a cantar.  
 Ayer pensaba





                                       




“El pensamiento es libre y nadie lo puede encerrar, es el sol, es el viento, es la nieve o una canción.Es la música o un lienzo, es un libro o una rebelión”


“Un buen saludo mirando a los ojos de la otra persona, sonriendo, relajado y acompañado de la postura y expresión adecuados es gratificante tanto para el que lo dispensa como para el que lo recibe”


“Yo vivo la lumbre con pasión, la miro, la huelo, me dejo acariciar por ella, la abrazo y así me quedo fundido en un tierno y cálido abrazo toda la noche, hasta el amanecer”

viernes, 16 de enero de 2015

                                                                          






No hay mayor error en nuestra vida que ir perdiendo amigos por el camino, ir chorreando sangre sin darnos cuenta, hasta perder la vida en una cuneta. Y aislado y solo en esa cuneta, desangrado de amigos y de ilusiones, volver la vista a aquellas ocasiones en que tu corazón latía al unísono con otros corazones.

 Amigos








Cuando se produce el milagro de la noche, alzo la vista, abro mi mente y admiro expectante: la espectacular aparición del firmamento en toda su grandeza y esplendor, su imponente puesta en escena en su aparente armonía. Entonces la vida cobra sentido y valor, a la viveza del día le sigue la belleza oculta de la noche, a la impetuosa vitalidad del sol le sigue la misteriosa madurez de la luna. Ahora el escenario está completo. 

Aurora












Pero hay ausencias con mayúsculas, ausencias de verdad, ausencias que se huelen, se paladean pero no se terminan de tragar y mucho menos de digerir, ausencias que se lloran hacía adentro y te ahogan en tus propias lágrimas, en tu propia desesperación.

Son las ausencias verdaderas, aquellas que se forjan a lo largo del tiempo, aquellas que se funden en tu vida acoplándose a ella y cuando se ausentan arrancan llevándose pegada parte de tu vida que ya no volverá.

 Ausencias