"Si a veces me pregunto ¿quien soy?, el eco me trae siempre la misma respuesta con una voz claramente reconocible".
Yo leo en tu interior, me adentro en tu intimidad a través
del túnel de tus ojos, llegando a desembarcar en tu intrincado mundo, donde habitan tus neuronas, donde bullen tus
pensamientos, donde la actividad se vuelve frenética, electrizante y
sobrecogedora. Miro a mí alrededor y mis ojos se expanden como girasoles
saludando al sol, asombrados e incrédulos ante el grandioso espectáculo que ante ellos
se descubre.
Ahora comprendo cuan diferentes son los actos, las vidas,
las personas, ahora veo claro donde reside la
fuente de la diversidad, la profundidad del alma de neuronas y
neurotransmisores, el nuevo mundo y el viejo mundo abrazados y al unísono. Un
nuevo mundo moderno, pragmático, calculador y pensante y un viejo hemisferio
amigo, impetuoso, voluntarioso y fiel, siempre alerta y siempre emocional y
emocionado hasta la médula.
Poderoso mecanismo ordenador de nuestra vida, fruto de
cáscara dura y de exquisita semilla ondulada, maleable y moldeada por la
experiencia. Energía que compone
conexiones interminables, maravillosas y poderosas que encienden una red mágica
que ilumina nuestra razón y nuestras emociones, provocando el acercamiento
entre neuronas que se saludan y se dan la mano, una tras otra, en cadena
llevando su mensaje vertiginoso puntualmente a su cita.
Red de caminos
bordeados de flores, veo millones de autopistas infinitamente transitadas,
repitiendo actos una y otra vez que nos hacen el trayecto mucho más cómodo y
seguro. Siempre da miedo un camino nuevo, menos pateado e iluminado, que
igualmente, con el tiempo, con el ir y venir, con su uso, se convertirá en
autopista, autopista sin peaje y sin límite, incansables mensajeras de
ilusiones, emociones, alertas, inhibiciones, inquietudes y excitaciones, un mundo rico en experiencias
y pasiones, un mundo lleno de vida.
Puedes quedar quieto, bajar los brazos y la mirada,
bloquear tus pensamientos y renegar de todo, que ni siquiera el sueño más
profundo cesará su alegre chisporroteo, pues mientras haya vida y los sentidos
atrapen risas o lamentos no habrá fuerza capaz de parar su continuo parloteo.