El pensamiento es libre y nadie lo puede encerrar,
es el sol, es el viento, es la nieve o una canción.
Es la música o un lienzo, es un libro o una rebelión.
Ayer pensaba en mi vida y por más que por ella navegué, no sentí el temor de una tormenta, ni miedo a naufragar. Quizás la memoria me falla o quizás la mente me engaña, de una u otra manera, el pensar en mi vida fue, un viaje largo y tranquilo que pienso algún día repetiré.
Ayer pensaba en mi mismo y conmigo a solas me quedé, estuve un tiempo callado pues no sabía de que hablar, por fin se me ocurrió una pregunta, ¿Qué piensas tu, de mi vida? Entonces comencé a cantar.
La canción no me desagrada, aunque tal vez éste me engañó, pero si de un engaño se tratara, peor para él, pues él mismo se engañó.
Ayer pensaba en mi muerte hasta que me sobresalté, al ver la muerte de cerca de tanto que me concentré. Digo yo que si tanto me concentré, será porque no le temo y la verdad es que no sé, que es lo que hay que temer:
Si cuando ella llegue yo ya me habré ido y no la conoceré, y mientras yo siga aquí ella ausente estará.
Parece que lo que de verdad tememos es, no la muerte, sino el sufrir. Morir sufriendo de pena es la peor forma de morir.
Ayer pensaba en el más allá y hasta el último confín llegué, claro que fue con el pensamiento y con éste hemos de saber, que a veces imaginamos cosas, que no siempre pueden ser.
A veces imagino un edén, un mundo eterno y feliz. A veces imagino un submundo, lleno de odio, guerras y terror, y a veces solamente pienso, que con mi pensamiento puedo estar en mi vida, en mi mismo, en mi muerte y más allá.
Porque no hay mayor don, que el don de poder pensar en lo que uno estime y desee pensar, siempre que sea con absoluta libertad.
El pensamiento es libre y nadie lo puede encerrar, es el sol, es el viento, es la nieve o una canción. Es la música o un lienzo, es un libro o una rebelión.
es el sol, es el viento, es la nieve o una canción.
Es la música o un lienzo, es un libro o una rebelión.
Ayer pensaba en mi vida y por más que por ella navegué, no sentí el temor de una tormenta, ni miedo a naufragar. Quizás la memoria me falla o quizás la mente me engaña, de una u otra manera, el pensar en mi vida fue, un viaje largo y tranquilo que pienso algún día repetiré.
Ayer pensaba en mi mismo y conmigo a solas me quedé, estuve un tiempo callado pues no sabía de que hablar, por fin se me ocurrió una pregunta, ¿Qué piensas tu, de mi vida? Entonces comencé a cantar.
La canción no me desagrada, aunque tal vez éste me engañó, pero si de un engaño se tratara, peor para él, pues él mismo se engañó.
Ayer pensaba en mi muerte hasta que me sobresalté, al ver la muerte de cerca de tanto que me concentré. Digo yo que si tanto me concentré, será porque no le temo y la verdad es que no sé, que es lo que hay que temer:
Si cuando ella llegue yo ya me habré ido y no la conoceré, y mientras yo siga aquí ella ausente estará.
Parece que lo que de verdad tememos es, no la muerte, sino el sufrir. Morir sufriendo de pena es la peor forma de morir.
Ayer pensaba en el más allá y hasta el último confín llegué, claro que fue con el pensamiento y con éste hemos de saber, que a veces imaginamos cosas, que no siempre pueden ser.
A veces imagino un edén, un mundo eterno y feliz. A veces imagino un submundo, lleno de odio, guerras y terror, y a veces solamente pienso, que con mi pensamiento puedo estar en mi vida, en mi mismo, en mi muerte y más allá.
Porque no hay mayor don, que el don de poder pensar en lo que uno estime y desee pensar, siempre que sea con absoluta libertad.
El pensamiento es libre y nadie lo puede encerrar, es el sol, es el viento, es la nieve o una canción. Es la música o un lienzo, es un libro o una rebelión.
5 comentarios:
Si amigo, el pensamiento es libre pero lo podemos encerrar nosotros mismos. Somos nosotros quienes limitamos el pensamiento, los sueños, las ilusiones, los deseos... por temor, por inseguridad, por propia limitación. Aquel que se permita volar quizás llegue mucho más allá de lo esperado, pero seguramente padecerá también más al darse cuenta de su propia pequeñez, de su propia limitacción, de su propia contingencia.
Es una ventura saber vivir la libertad de mente y aceptar la limitación de la realidad.
Un abrazo y gracias por tus palabras.
Ayer pensaba que no puedo dejar de soñar, que si lo hiciera..mi vida acabará...
El pensamiento es libre,y a veces por ello le temo, temo el pensar más de lo debido, temo que el pensamiento a veces se apodere de mi y controle mi vida.
Un besito y una estrella.
Mar
Tienes toda la razón. Aunque, a veces, estaría bien poderlo dejar de lado, dejar la mente en blanco. Yo nadando y con el yoga a veces lo consigo... pero es tan difícil! Buena reflexión. Un abrazo.
Me ha encantado la reflexión de hoy, sobre todo el párrafo en el que dices que mientras vives, no conoces la muerte, y cuando mueres, ya te da igual, porque no tienes vida.
Por otro lado, también creo que está muy bien poder pensar en lo que tú estimas o lo que te gusta, pero a veces no eres tú quien maneja lo que piensas.Piensas y ya está.
Un beso (sin lengua)y un abrazo (sin chillao)
MARIA: Llevas razón, normalmente somos nosotros mismos quienes ponemos limites a nuestro pensamiento.
Gracias por visitar mi castillo por primera vez, sus puertas estarán siempre abiertas para ti.
mar: a veces los pensamientos se apoderan de nuestra mente y es difícil apartarlos y nos pueden amargar la vida.
Gracias, mar de tranquilidad, de ilusión y de poesia.
Jordicine:Esos son buenos consejos para hacer frente a esos pensamientos, el yoga, el deporte, y dejar la mente en blanco para relajarse.
Un abrazo Jordi y gracias por tu visita.
Zoldar:Es cierto que a veces no manejamos nosotros a los pensamienos, sino que son ellos los que nos manejan a nosoros. Pero debemos siempre intentar volver a coger el timón y llevar el control.
Gracias por tus palabras y me alega siempre el recibirte en mi castillo.
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