"ESPERO TENER SUERTE EN LA VIDA, PERO MI VIDA NO ESPERA A QUE ESTA APAREZCA"
Hablar
de la suerte, depende de lo que entendamos por suerte. En mi caso, no me ha
gustado nunca encomendarme a la suerte, pues es una palabra que creo induce al
inmovilismo, al conformismo y que además se suele utilizar en muchas ocasiones
como excusa.
Y
lo gracioso es que a pesar de la poca consistencia que esta tiene como
argumento y a pesar también de la falta de evidencias que en la mayor parte de
las ocasiones la avalan, se le tiene una fe enorme. Incluso cuando peor está la
cosa, más apostamos por la suerte.
Hay
pobres vidas ó vidas pobres que han sido constantemente excusadas por una
cuestión de suerte y ese argumento fue suficiente para dejar un proyecto sin
terminar, no emprender otros o no entrar a fondo y de forma realista en las
razones que motivaron el fracaso de otros proyectos. Así como también es cierto
que hay otras vidas, aunque no son tantas como se cree, que han sido protegidas,
mimadas y agraciadas por la suerte en diferentes y reiteradas ocasiones
haciéndoles la vida más fácil, si, pero sin aportar ningún tipo de aprendizaje
o enriquecimiento personal.
Rendirnos
a la suerte es no enfrentarnos a la realidad, es vivir de una fantasía, es no
concedernos la oportunidad de aprender de los errores, porque de esa manera es
como si no dependieran de nosotros, como si nada pudiéramos hacer. De que nos
sirve aprender de las consecuencias si todo depende de los vaivenes de la suerte.
Sin
embargo, el poder aprender de los errores, es para mi la mayor enciclopedia y fuente del saber que
siempre ha existido. Concederse la oportunidad, una y otra vez, en la vida de
disfrutar de la natural, eficaz y a la vez formadora y pedagógica técnica del ensayo
y error sin ningún tipo de reticencia o miedo a equivocarse.
Ensayo y error, que se podría decir que es una
respuesta de aprendizaje automática del organismo, un mecanismo de defensa que
va enriqueciendo nuestra vida y formando lo que llamamos la experiencia. Es más
sabio el anciano por anciano, que por sabio.
Eso
si, es un mecanismo lento que puede durar toda una vida, pero es seguro y
eficaz, a no ser que sea bloqueado y/o frenado por una creencia, una fuerte
creencia desadaptativa y paralizante para el desarrollo personal, como es la
actitud de vida que todo lo deja en manos de la suerte.
10 comentarios:
Estoy de acuerdo contigo, Tetealca. Para mí la suerte se basa en la probabilidad. Si intentamos 100 cosas, quizás en 7 nos acompañe la suerte y las conseguimos. Del resto, conseguiremos algunas por las razones que sean (habilidad, conocimiento, etc.) y otras no las conseguiremos. Pero como no conseguiremos ninguna es quedándonos de brazos cruzados y esperando que esa suerte probabilística resuelva nuestro problema. Nada se consigue si no se intenta.
No sé si dice igual aquí pero en mi tierra tenemos un dicho que es el siguiente: "No hay malas herramientas sino malos obreros"
Si algo te sale mal, el 99% de las veces es culpa tuya y la suerte hay que dejarla para la lotería. Ahí, sí que no puedes hacer nada ;)
Abrazo
Ps a ver si con un poco de suerte consigo leer a la primera las "palabritas malditas" :D:D
La suerte (favorable o desfavorable), el azar, o como queramos llamarlo, está presente en nuestras vidas, en todas las cosas y en todo momento, desde que nacemos hasta que morimos.
Que algo nos salga bien o mal depende de nosotros y de infinitos factores más, todos ellos, por supuesto, influenciados igualmente por la suerte.
La vida misma es una cuestión aleatoria, es decir, de suerte.
Saludos.
Sí, Ignacio, pero si bien la suerte reparte las cartas, nos toca a nosotros jugar la partida con las que tenemos en la mano. ¿no?
Abrazo a todos.
Evidentemente, Framboise, es que si ni siquiera pudiésemos jugar las cartas que nos dan seríamos simples marionetas. En cualquier caso, nadie nace sabiendo jugar a cartas, y si la suerte influye en nuestras vidas desde que nacemos, lógicamente ésta también será en parte responsable del tipo de jugador que lleguemos a ser.
Buena suerte!
Creo que no se trata de negar la suerte, o lo que llamemos suerte, que bien puede ser estar en el lugar adecuado en el momento adecuado o justo.
Yo me refiero a la forma exagerada, desadaptativa y casi patológica de confiar prácticamente tu vida y todos tus proyectos a la suerte así como a disculpar los fracasos por motivos de suerte, esa creencia paralizante para la vida.
Es lo que yo opino.
Un abrazo.
Pues lo vemos igual. La suerte hay que buscarla, trabajársela. Es la única manera que un día, aunque sea por equivocación, caiga de tu lado. Soy de los que confío más en el trabajo. Un abrazo.
Yo tampoco creo en la suerte, aunque hay corrientes que la llaman y dicen que les funciona...
Besicos
Me parece que me uno al coro, no creo en la suerte, creo en la actitud ante las cosas y las personas... si nos ponemos siempre en negativo, llegará la mala suerte.
Fíjate que casualidad... he venido a tu blog porque he comentado en el de Belén detrás de ti. Y ahora comento en el tuyo detrás de Belén... No sé si me explico... jajaja
Me quedo por aquí con tu permiso.
Un abrazo!!
Laura uve: Habra sido cuestion de suerte o casualidad. En todo caso una feliz casualidad. Seras siempre bien recibida en mi castillo.
Un abrazo.
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