"ESPERO TENER SUERTE EN LA VIDA, PERO MI VIDA NO ESPERA A QUE ESTA APAREZCA"
Hablar
de la suerte, depende de lo que entendamos por suerte. En mi caso, no me ha
gustado nunca encomendarme a la suerte, pues es una palabra que creo induce al
inmovilismo, al conformismo y que además se suele utilizar en muchas ocasiones
como excusa.
Y
lo gracioso es que a pesar de la poca consistencia que esta tiene como
argumento y a pesar también de la falta de evidencias que en la mayor parte de
las ocasiones la avalan, se le tiene una fe enorme. Incluso cuando peor está la
cosa, más apostamos por la suerte.
Hay
pobres vidas ó vidas pobres que han sido constantemente excusadas por una
cuestión de suerte y ese argumento fue suficiente para dejar un proyecto sin
terminar, no emprender otros o no entrar a fondo y de forma realista en las
razones que motivaron el fracaso de otros proyectos. Así como también es cierto
que hay otras vidas, aunque no son tantas como se cree, que han sido protegidas,
mimadas y agraciadas por la suerte en diferentes y reiteradas ocasiones
haciéndoles la vida más fácil, si, pero sin aportar ningún tipo de aprendizaje
o enriquecimiento personal.
Rendirnos
a la suerte es no enfrentarnos a la realidad, es vivir de una fantasía, es no
concedernos la oportunidad de aprender de los errores, porque de esa manera es
como si no dependieran de nosotros, como si nada pudiéramos hacer. De que nos
sirve aprender de las consecuencias si todo depende de los vaivenes de la suerte.
Sin
embargo, el poder aprender de los errores, es para mi la mayor enciclopedia y fuente del saber que
siempre ha existido. Concederse la oportunidad, una y otra vez, en la vida de
disfrutar de la natural, eficaz y a la vez formadora y pedagógica técnica del ensayo
y error sin ningún tipo de reticencia o miedo a equivocarse.
Ensayo y error, que se podría decir que es una
respuesta de aprendizaje automática del organismo, un mecanismo de defensa que
va enriqueciendo nuestra vida y formando lo que llamamos la experiencia. Es más
sabio el anciano por anciano, que por sabio.
Eso
si, es un mecanismo lento que puede durar toda una vida, pero es seguro y
eficaz, a no ser que sea bloqueado y/o frenado por una creencia, una fuerte
creencia desadaptativa y paralizante para el desarrollo personal, como es la
actitud de vida que todo lo deja en manos de la suerte.