viernes, 16 de enero de 2015

                                                                          






No hay mayor error en nuestra vida que ir perdiendo amigos por el camino, ir chorreando sangre sin darnos cuenta, hasta perder la vida en una cuneta. Y aislado y solo en esa cuneta, desangrado de amigos y de ilusiones, volver la vista a aquellas ocasiones en que tu corazón latía al unísono con otros corazones.

 Amigos








Cuando se produce el milagro de la noche, alzo la vista, abro mi mente y admiro expectante: la espectacular aparición del firmamento en toda su grandeza y esplendor, su imponente puesta en escena en su aparente armonía. Entonces la vida cobra sentido y valor, a la viveza del día le sigue la belleza oculta de la noche, a la impetuosa vitalidad del sol le sigue la misteriosa madurez de la luna. Ahora el escenario está completo. 

Aurora












Pero hay ausencias con mayúsculas, ausencias de verdad, ausencias que se huelen, se paladean pero no se terminan de tragar y mucho menos de digerir, ausencias que se lloran hacía adentro y te ahogan en tus propias lágrimas, en tu propia desesperación.

Son las ausencias verdaderas, aquellas que se forjan a lo largo del tiempo, aquellas que se funden en tu vida acoplándose a ella y cuando se ausentan arrancan llevándose pegada parte de tu vida que ya no volverá.

 Ausencias

1 comentario:

Framboise dijo...

Tres de las "Aes" básicas...
Salvo ausencias mayúsculas, irremediables e inevitables, a las ausencias de los amigos, prefiero vivirlas como paréntesis.
A mí también me gusta la aurora.
Un Abrazo hacia tu castillo.