viernes, 30 de enero de 2015





                                                                        





  A veces hablo conmigo mismo, y aquello que oigo no me desagrada, son palabras reconfortantes, palabras de aliento. Son palabras cariñosas, palabras de afecto. Y esas palabras son bálsamo que tranquiliza el alma absorbe su néctar y penetra en la mente regándola de gotas de seguridad y paz.   
Autoestima


  Ayer pensaba en mi muerte hasta que me sobresalté, al ver la muerte de cerca de tanto que me concentré. Digo yo que si tanto me concentré, será porque no le temo y la verdad es que no sé, que es lo que hay que temer: Si cuando ella llegue yo ya me habré ido y no la conoceré, y mientras yo siga aquí ella ausente estará.  Ayer pensaba


  Ayer pensaba en mi mismo y conmigo a solas me quedé, estuve un tiempo callado pues no sabía de que hablar, por fin se me ocurrió una pregunta, ¿Qué piensas tu, de mi vida? Entonces comencé a cantar.  
 Ayer pensaba

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