
“Quiero tenerte cerca, quiero tus manos asidas, cuando la soledad aparezca, cuando la soledad me explote dentro”
El águila vuela y otea desde lo alto.
El águila llora pues desde lo alto se siente sola
Y esa es una soledad inmensa donde puedes oír tu propia respiración.
Donde el latir de tu corazón martillea tus oídos
Donde el batir de las alas se torna un sonido monótono y cansino.
Desde allí sólo se observa la tierra seca, yerma y estéril
Y por más que abres y cierras los párpados reiteradamente
No encuentras la luz, ni la hierba verde
Sólo va pasando la vida como en fotogramas.
Y el águila se desespera en su soledad y piensa en posarse en la tierra
Pero sabe que no podrá aguantar mucho,
Sabe que sus garras no están hechas para andar.
El águila vuela y otea desde lo alto,
Su gesto se endurece, su cuerpo se tensa y su alma se deprime.
Sus alas se agitan con violencia y comienza una febril subida,
Para después dejarse caer en un desesperado picado,
Con una sola imagen en la mente,
La gran roca fría e inerte del desfiladero,
Allí donde su viaje acabará
Y donde su soledad quedará incrustada.