jueves, 20 de junio de 2013

LA TRAMPA DEL ESTADO DEL BIENESTAR





                                                       




“Antes la gente se reunía en las plazas, ahora las hemos cambiado por rotondas”

No me malinterpretéis, nada más lejos de mi realidad que el querer renegar de los adelantos que la sociedad ha ido consiguiendo a lo largo de la historia, pues entre otras cosas soy un apasionado consumidor de todos ellos. Es sólo   que pienso que paralelamente también tendríamos que habernos esforzado en conservar algunas costumbres ancestrales que de una forma o de otra han destacado por su gran valor adaptativo y facilitador del desarrollo del ser humano como ser eminentemente social.

Como digo, estas viejas costumbres a que me refiero, son costumbres que han posibilitado el desarrollo de la comunicación y por ende de la cultura, la empatía, el compañerismo, el contacto físico, el valioso apoyo emocional cuando este era necesario y otro sin fin de apoyos entre amigos, familiares, vecinos, etc.

Es sabido, el gran avance que supuso en general el descubrimiento del fuego, a parte de por el cambio dietético que supuso al poder cocinar la carne, con la aportación de proteínas que propicio el crecimiento rapidísimo del cerebro, pero también  por lo que significó a nivel de relaciones sociales, las personas se juntaban alrededor del fuego para compartir largos periodos de su vida, celebraciones, juegos, reuniones importantes y otros, comenzando a tejerse una incipiente, pero prometedora red social.

Más tarde, por nombrar algunas, de siempre las tertulias de vecinos, cuando el tiempo lo permitía, se han celebrado en la calle, punto de encuentro donde cada cual se sacaba su silla y se compartían chismes, recetas de cocina, novedades del pueblo y avances sobre el clima y la cosecha.

O, cuando en la calle sólo había una televisión y esta se acercaba a la ventana para que los demás vecinos acudieran, nuevamente con sus respectivas sillas, para disfrutar del nuevo invento.

Las fiestas, bailes y eventos se celebraban en las plazas, calles, ahora, en cambio, en macro discotecas cada vez más sumergidas en el subsuelo y música a punto de reventar los tímpanos que hace imposible la comunicación verbal.

Todas ellas eran costumbres que proponían el acercamiento, el compartir y el relacionarse por encima de todo.

Los niños jugaban en la calle y los juegos era impensable el poder jugarlos en solitario, sino que en todos había un denominador común, era necesaria la reunión de varios niños y no sólo era necesaria la participación activa a nivel físico, sino también a nivel oral y comunicativo.

Ahora los niños juegan solos y sin moverse de su propia habitación con la videoconsola playStation, Wii o Xbos… no necesitan reunirse físicamente para jugar, ni siquiera para comunicarse, pues pueden hacerlo Online por medio del móvil o del ordenador, gracias  al twitter, facebook o whatsApp, no hace falta mirarse a los ojos, reforzar lo dicho con el gesto o con una palmada cariñosa en la espalda, se ha deshumanizado el dialogo y la comunicación.

Antes la gente se reunía en las plazas, ahora las hemos cambiado por rotondas.

Todo está perdiendo identidad, nada es autentico, todo pierde su esencia y su verdadero significado, las cosas importantes ya no interesan todo es pasajero, rápido y sustituible. Hay una crisis total de identidad, costumbres que siempre han significado y han proporcionado identidad y sentido a la existencia en común, ahora ya no importan, desaparecen, se olvidan y sus efectos beneficiosos y adaptativos para la humanidad nadie parece echarlos de menos, estaban ahí por algo, que ahora ya ni siquiera se sabe porqué, sólo se pueden ver y sentir sus dañinas consecuencias, aislamiento, incomunicación, falta de empatía, retraimiento y algo tan negativo para las relaciones humanas como es la falta de habilidades sociales que como la palabra dice es una habilidad que se adquiere, pero sólo si se interactúa.

Hemos llevado el concepto de intimidad a sus últimas consecuencias, todo lo podemos hacer en la intimidad, a solas, sin necesidad de relacionarnos directamente con nadie, quizás haya a quien le interese.

No necesitamos a los demás para nada, todo podemos hacerlo en la más absoluta soledad, podemos jugar, divertirnos, competir, relacionarnos, comprar, vender, oír música, ver cine o teatro, hacer amigos o buscar pareja, todo sin salir de nuestra propia habitación. Ese es todo el horizonte de muchas personas hoy en día.

9 comentarios:

Framboise dijo...

Pues sí... y no.
Creo que este panorama que nos pintas, tetealca, se da en las ciudades sobre todo... Una de las cosas que más aprecio de vivir en un pueblo pequeño es esto precisamente: el hecho de salir a por el pan y tardar lo mismo que para hacer una compra mensual en el super.
Tardar por charlar con algun conocido o desconocido al entrar en cualquier comercio o simplemente sentada en un banco comentando el periódico local. O paseando por sus calles donde sí, todavía hay niños jugando y perros sueltos y abueletes tomando el sol y un cartero parlanchín y... gente de carne y hueso. Y ahora que empieza el verano, las plazas del pueblo se poblan de gente de todas las edades, sobre todo por las noches. Y todavía, se sacan las sillas a la acera en este pueblo. Y creo que en muchos otros... ¿no?...
"y sus efectos beneficiosos y adaptativos para la humanidad nadie parece echarlos de menos"
No estoy tan segura... sigue existiendo deseo de comunicación salvo que se manifiesta de manera algo distinta. De allí la proliferación de foros de toda clase, donde la gente se comunica, se relaciona, comparte un poco de todo. Muy cierto es que falta el contacto, la mano en el hombro, la sonrisa en los ojos, la comunicación no-verbal pero también da pie a conocerse en persona si se reconocen afinidades. Es cuestión de querer acercarse a los demás. Y hasta creo que para la gente tímida es un medio de atreverse a comunicar.
"Hemos llevado el concepto de intimidad a sus últimas consecuencias"... pues yo no veo nada íntimo el "desnudarse" la vida en facebook por ejemplo...
En cuanto al impacto de todo esto en la vida de los niños... pues lo de siempre: la culpa la tienen los padres. jaja. Los padres que sí, tienen recuerdos bonitos de jugar a la calle pero no propician que sus hijos lo hagan.
Puffff!!!! Perdona por este comentario tan largo...me he pasado... soy muy parlanchina... con o sin pantalla de por medio.
Abrazote... virtual.

tetealca dijo...

Framboise: Gracias framboise por tu comentario y no te preocupes por la extensión, cuanto más largo mejor.
Llevas razón en los pueblos todavía se se mantienen ciertas costumbres y maneras de relacionarse y yo lo veo en mi pueblo. En lo demás insisto.
Un abrazo.

la gata dijo...

Pues que horizonte más triste para los que funcionen así.
A mí me gustaban esas tertulias de barrio en las noches de verano.
Ahora tengo la suerte de vivir en un pueblito y disfrutar de pensar "salgo cinco minutos a tomar un café" y convertíseme en casi cinco horas. Juntar el café con los vinos del aperitivo aquí es muy habitual.
Y es que yo también soy muy parlanchina y puedo tardar tres horas en recorrerme los 100 m del mercadillo del domingo.
No hay mejor contacto con la gente que el directo y sin pantalla de por medio.

diego dijo...

Yo creo que lo que ha dado al traste con el sistema de comunicación "antiguo" ha sido internet. Pero para mí no todo lo pasado era mejor. Y estoy convencido de que nuestros nietos hablarán con nostalgia de las plays, los smartphones, los "wasaps" y dirán que sus juegos sí que fomentaban la comunicación y no los que se jueguen entonces :)

Raquel Patricia Correa dijo...

He vivido todo lo que relatas pero poco a poco mi pueblo va perdiendo sus costumbres de antaño, el mayor problema que debemos sortear es la falta de seguridad en las calles, el miedo nos ha encerrado en nuestros hogares y hemos adoptado esta manera de comunicación a la cual no le resto importancia pero en nada puede suplantar al contacto humano , a la calidez de un abrazo ...hermosa reflexión.-

tetealca dijo...

Gracias a todos por vuestras sinceras opiniones, pues de eso se trata. A los que nos gusta escribir, como es el caso vuestro y el mio, te levantas por la mañana con una idea en la cabeza, con una opinión sobre algo y sientes la necesidad de plasmarla, sin miedo, sin verguenza y sin necesidad de sentar catedra. por ello son vienvenidas las opiniones a favor o en contra.
Un abrazo.

tetealca dijo...

Y un fuerte abrazo de vienvenida a Raquel Patricia y la Gata por visitar mi castillo.

Recomenzar dijo...

es la realidad lo que leo
aunque podemos hacer las dos cosas estar con nosotros y el mundo que nos rodea nos deja entrar en el
un fuerte abrazo muchacho

Patricia dijo...

No puedo estar, tristemente, más de acuerdo. Voy a compartir este enlace con varios de mis amigos y familiares, esos que cuando estamos en una cena o una reunión, no levantan la vista del aparato más que parar mirar el plato u otra pantalla. Siempre digo que se nos ha olvidado mirar al horizonte y mirar a los ojos,y ahora mucha gente sólo sabe esconderse detrás de un monitor o de un teclado y ya no sabemos ni quién somos. Un saludo y enhorabuena por esta entrada!