viernes, 13 de marzo de 2009

CON LOS CINCO SENTIDOS

"Nada hay en la mente que no haya estado antes en los sentidos" Aristóteles

Como duelen los sentidos, pero aún más duele el sinsentido. El sinsentido de la persona que no estando privada de ellos, no sabe utilizarlos o bien los infrautiliza haciendo un mal uso de ellos, no disfrutando de lo que por medio de ellos se puede disfrutar, solamente utilizándolos para la más absoluta cotidianidad, condenándolos a una vida sin sentido y superficial.

Os imagináis una vida sin sentidos, una vida privada de nuestros órganos de los sentidos, creo que es algo inimaginable, se perdería la esencia misma de la propia vida, seriamos un vegetal, una roca, un mueble, un trasto.

Una vida sin olfato, olfato para disfrutar de un buen perfume, para huir de un desperfume, olfato para los negocios, olfato para el amor y también para el desamor. Creo que podría vivir sin olfato aunque reconozco que sería bastante incomodo.

Sin el gusto, nada nos daría gusto y todo tendría el mal gusto del no gusto. No podríamos saborear un buen guiso, lo cual nos haría sentirnos a disgusto. ¿Y que poco gusto daría no sentirnos a gusto, tomando algo de mal gusto, sintiéndonos a disgusto? Pienso que de alguna manera terminaría por acostumbrarme a no depender del sentido del gusto, insisto, no me daría gusto, pero creo que llegaría a sentirme a gusto sin el sentido del gusto.

En cuanto al tacto, tacto monta, monta tacto, la vida no la sentiríamos igual. Y la vida está para sentirla, para palparla intensamente, tantearla una y otra vez, consumirla con tacto, de un largo trago y con los ojos cerrados sintiéndola en la piel y saboreando cada minuto de ella. El tacto es el hermano listo, fino e inteligente de los tocamientos. El tacto nos sirve para tantear, tocar, acariciar, indagar palpar y actuar con tacto. ¿Qué seria de mí sin tacto?

Ahora debo de ir con vista. Porque no es fácil transmitir la importancia que tiene este sentido para nuestra autonomía, autonomía para el trabajo, para el ocio, para nuestras relaciones sociales, para nuestra vida cotidiana. Si nos falla la vista nos falla la orientación, nos sentimos desorientados, perdidos, inseguros. Se nos va la más especial de nuestras capacidades, la que nos da el color, color de las flores, del cielo, del mar. Pero también se va el color de las caras, las caras ya no nos dicen nada, lo mismo da una cara de entusiasmo, de miedo, de alegría o de tristeza. Que triste no tener caras que ver, no poder sorprendernos con la gran pluralidad de gestos diferentes, no poder leer el lenguaje corporal, no poder leer nada.
Cuando en algunas ocasiones con motivo de algún juego, de pequeño con los amigos , pero sobretodo de mayor con los hijos me he cegado tapándome los ojos con un trozo de tela, he podido verdaderamente acercarme, sólo acercarme a lo que en verdad puede sentir una persona ciega y he experimentado el miedo, mucho miedo, miedo a la posibilidad de que al quitarme la tela de los ojos todo siga igual, lo que ha hecho que instintivamente y de un tirón me quite ese trapo de los ojos y con total avidez abra los ojos para de algún modo comprobar que todavía puedo ver, y así experimentar de nuevo, recorriendo la vista por todos lados parándome en cada objeto, la agradable sensación de poder ver y observar todo cuanto se cruza en mi ángulo de visión.
Y aún así, después de abrir los ojos y comprobar que todo sigue igual que esa experiencia era un juego y que todo a pasado ya, como digo, aún así, no puedo apartar de mi mente sobrecogida y atónita, el susto que me ha producido el pensar en todas aquellas maravillas de las que no podría deleitarme si ya no disfrutara del sentido de la vista: un magnifico cuadro, un atardecer, un eclipse, diferentes paisajes con todo su colorido, un cielo estrellado y tantos otros que sería imposible detallar.

El oído… si un día me faltara el oído, mi mente se nublaría. Quedaría quieta y perdida esperando un sonido que jamás llegaría.

Mi mente preguntaría y nadie le contestaría, el silencio sería la única contestación que tendría y confusa, muy confusa quedaría pues en adelante no sabría en quien confiar y a quien preguntar.

Por las noches oigo a mi mente sollozar echando de menos con quien dialogar, si no puedo escuchar que razón hay para hablar. Sensación de vacío, inmensa quietud, una quietud sobrecogedora e infinita que para siempre me espera y nada puedo hacer por evadirme.

Solo y envuelto en la soledad más silenciosa, cuanto daría por un grito, por un grito desgarrador que de súbito devolviera el sonido a mi razón. Solo me encuentro por dentro y nada me saca de mi interior, mi vida se ha convertido en un mundo seco y podrido que me hiere en el corazón.

8 comentarios:

eclipse de luna dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
eclipse de luna dijo...

Me ha gustado mucho tu post.
Sabes yo no podria vivir sin ninguno de los sentidos..
La vista la necesito para deleitarme por la noche del espectaculo que nos brindan las estrellas y en el dia para ver toda esa paleta de colores..
El oido para mi tambien es imprescindible..sobre todo los susurros al oido.
Y el olfato para deleitarme cada primavera de su aroma,del azahar de su fragancia...
El tacto es la forma de saber que mi piel sigue viva con cada caricia.
El gusto para saborear lo mas dulce de la vida.
Un besito y una estrella.
Mar

diego dijo...

Efectivamente, a los que podemos gozar de nuestros cinco sentidos nos resulta angustioso pensar que podríamos carecer de alguno de ellos. Y sin embargo, hay gente que ve y no mira, que oye y no escucha, que toca y no acaricia, que gusta y no paladea, que olfatea y no huele. Y es que para disfrutar a tope de los cinco sentidos yo añadiría un sexto: la sensibilidad.

ZOLDAR dijo...

Yo creía que me había quedado muerto con tu post de hoy, pero es que al leer el comentario de Diego, me he quedao más muerto todavía.

Qué capacidad tenéis para hablar de ciertas cosas. Qué bien hacéis los juegos de palabras...

Me encanta, sobre todo porque hay mucha gente que piensa que tiene los cinco sentidos y en realidad no los sabe utilizar.

En fin 1 abracillo (y antes de ponerlo en El Noroeste, échale un ojo :P)

Belén dijo...

JOlín, sería horrible... yo incluso iría mas alla, sin percepciones?

Besicos

Castigadora dijo...

Los sentidos, no los apreciamos hasta que los perdemos o disminuyen, pero que sería de nosotros sin poder oir la canción que nos trae recuerdos, o poder oler la camisa de la persona que amamos, o ver la puesta de sol sobre el mar o sentir la caricia de una mano amiga, o el sabor de los besos cálidos... Un sinsentido

Un gran post

Besos

Jordicine dijo...

Los sentidos lo son todo, claro está. Aunque hay gente que sabe vivir sin alguno de ellos. Buena reflexión, como siempre.

tetealca dijo...

mar: Bonitas palabras, son pura poesía.

Diego: Estoy deacuerdo, Diego, ese debería ser el sexto sentido que complementaría a los demás.

Zoldar: Eso es que nos ves con buenos ojos, ¿no será por ser paisanos?.

Belen: Buena apreciación, ahí entraría ya en escena la mente.

Casti: Llevas razón es peor perderlo de golpe el que sea, da igual, que cuando es poco a poco.

jordicine: Algunos aprender a vivir sin ellos por pura necesidad. Me recuerda tu entrada de la pelicula Blindness.

Gracias a todos por pasar por mi castillo.