lunes, 13 de abril de 2009

ELCASTILLO INTERIOR


Cuando abro las puertas de mi castillo es para que entre el aire. Es porque necesito una bocanada de aire fresco, aire de la mañana, ese aire que te refresca el alma porque viene directo de la sinceridad, de la verdad. Y notas que es fresco porque te rejuvenece, te levanta el ánimo y la autoestima y te cambia el color del mundo. Todo te aparece bajo un baño de fresco rocío que sin esperarlo hace amar profundamente la vida.

Cuando abro las puertas de mi castillo es porque lo necesito, necesito compañía, necesito que sus anchos muros renazcan ante la luz brillante de la mañana, que sus ventanas se abran y respiren el aliento de la naturaleza, que sus amplios salones vuelvan a resonar plenos de voces, risas y melodías y que sus calabozos cierren sus fauces hambrientas de podredumbre y lamentos. Necesito que unos castillos puedan mirar con alegría a otros y puedan comunicarse entre ellos, siempre y cuando las puertas estén abiertas, abiertas de par en par.

A veces subo al más alto torreón de mi castillo y allí me siento bien, miro de tu a tu a los otros castillos y es como una bella explosión de emociones, sintiendo que ese es mi lugar, el lugar que nunca debo abandonar. Allí entiendo el valor de la vida, el lenguaje de las flores, las sonrisas en las caras, las carcajadas. Todo cobra un sentido, un sentido positivo, todo encaja en un mundo alegre y feliz. No se porqué en ese torreón me invade una fuerza vital, me siento vivo y seguro de mi, me siento renacer, cada una de mis piedras rezuma y destila alegría y paz.

Cuando las puertas de mi castillo se abren, se abre mi alma y huyen todos los fantasmas, entonces el alma queda limpia y resplandeciente, queda quieta y tranquila, respirando sosiego y queda abierta para todos, cualquiera puede relacionarse con ella, queda completamente abierta a otras almas gemelas, claras, limpias, quietas y tranquilas como ella.

Sin embargo, sin saber porqué, y sin explicación alguna, de pronto, bajo a los más profundos calabozos y me siento incapaz de salir de allí, atado y preso, sin fuerzas para luchar y subir por esa pendiente que me lleva de nuevo a los altos torreones, y desde ese, mi particular infierno, miro hacía arriba con nostalgia y tristeza a la vez.

8 comentarios:

Belén dijo...

y además, es necesario totalmente abrirlas, es salud mental

besicos

eclipse de luna dijo...

Espero que desde ese torreon puedas alcanzar un eclipse..ese eclipse que tambien esta con sus puertas abiertas para admirar nuevas estrellas en el firmamento,para saber cuales son fugaces y cuales no..para poder atrapar una y pedir un deseo..que nada ni nadie cierre la puerta de los sentimientos.
Un besito y una estrella.
Mar

ZOLDAR dijo...

Hola Tete. Es curioso, yo siempre he pensado que mi forma de ser era más de calabozo profundo y triste y ahora... resulta que me he dado cuenta de que mi sitio no está ahí, mi sitio está bastante más arriba, en cualquier torre del castillo, gritando lo que quiera, haciendo lo que me gusta, mirando a otros castillos (y castillas, jejeje) y jugando a ser yo.

Quizás algún día te presente a mi "nuevo yo", porque últimamente además de currar mucho y pasar mucho frío, las cosas me van mucho, pero que mucho mejor.

Gracias por todo. Por cierto, no sé si me cortaré mucho o poco, pero cuando quieras te invito a un café (descafeinado, que los nervios no dan para más, jeje)

1 abrazo.

Jordicine dijo...

Abrirse al mundo es la clave... o intentarlo, claro está. Todos somos multi-yo, no? Un abrazo.

Castigadora dijo...

Que entre el aire, que se lleva el polvo que se acumula en nuestro desierto interior. No es malo bajar al sótano alguna vez, siempre que encuentras las escaleras para volver a subir a la más alta torre
Besos

tetealca dijo...

Belén: Si, es cierto, las relacines sociales son un recurso importante en salud mental.
Un abrazo.

mar: tengo la suerte de tener un eclipse de luna donde me relajo y me siento bien.
Un beso.

Zoldar: Pues encadenate a la torre y no vuelvas a los calabozos ni de visita.
Ya estoy deseando conocer al nuevo tu y en cuanto al café pon día y hora.
Un abrazo.

Si Jordi, relacionarse es la palabra clave siempre.
Un saludo.

Casti: En las torres corre el aire más fresco y limpio y hay mejores vistas.
Un abrazo.

Gracias a todos por pasearos por los interiores de mi castillo.

diego dijo...

¡Joer, Tetelaca, no sabía que tu castillo era el Castillo de Caravaca! ¿Sabes una cosa? Yo tengo una cabañita en el monte de Caravaca (aparte de mi cueva), enfrentada justo con la puerta de entrada de tu castillo. Cuando hay alguna ceremonia en castillo, me llega directa la luz del templo, e incluso puedo oír el "zurrir" de lo que allí se esté celebrando. A partir de ahora, pensaré en ti cuando me inunde esa luz lejana. Bonita entrada.

tetealca dijo...

Así es, amigo Diego, esas son las murallas a donde miro cuando necesito fuerza y seguridad. podría decirse que es mi más antigua seña de identidad, desde mi más tierna infancia siempre he tenido donde mirar cuando necesitaba fuerza. Supongo que como todo Caravaqueño.
Eres afortunado si puedes verlo tan de cerca.
Yo no me quejo, pues desde mi terraza lo veo directamente, desde lo alto del hoyo.
Un abrazo.